miércoles, 25 de enero de 2012

El crimen fue en Granada


1. El crimen

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

2. El poeta y la muerte

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

3.

Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

En 1916 un joven poeta granadino tuvo la ocasión de conocer en Baeza al reconocido Antonio Machado. Desde entonces la admiración y respeto entre Machado y Lorca, entre Lorca y Machado, fue mutua.
Uno de los últimos grandes textos que dejó Machado fue este bello poema recordando el fusilamiento de Federico.
Lorca y Machado, Machado y Lorca, dos grandes poetas andaluces que compartieron una convulsa época de la historia de España.
Machado y Lorca, Lorca y Machado, compartieron final, aunque en distinto modo, en el sinsentido de una barbarie.

En 1984 Jarcha musicó este poema en un trabajo dedicada a la memoria de Federico García Lorca. Como fondo de esta entrada se escucha…


Publicado por Enrique

5 comentarios:

Pavibarna dijo...

A los que tuvimos la desgracia de nacer, crecer e ir a la escuela bajo una dictadura como la franquista; se nos privó -entre otros muchísimos saberes- conocer la obra de Lorca, Machado, Miguel Hernández, Alberti..... entonces "la sabiduría" estaba concentrada en Pemán, los Alvárez Quintero y las soflamas patrióticas de José Antonio Primo de Rivera, sin olvidar los aburridos sermones de la misa del domingo.
En 1975 -cuando murió Franco- tenía yo 20 años y aún no había oido hablar de "La casa de Bernarda Alba, los Proverbios y Cantares o de la poesía de Miguel Hernández. Cuando fuí a la mili en 1976 -con el "Testamento Político de Franco", colgado en todos los rincones, "españoles todos, habiendo llegado para mí la hora de rendir tributo al Padre...."- empecé a leer las primeras publicaciones y noticias sobre Lorca, Machado etc. y toda la generación de españoles "malditos y prohibidos" por el regimen.
En mi escuela de Cádiar, la bibloteca -sin libros, claro está- era utilizada como comedor para los niños que venían de los cortijos y algún que oro "enchufao" de los maestros de entonces.
Nuestros libros de texto fueron las cartillas "Cu-Cu" y la enciclopedia Alvarez de 1º,2º y 3er grado. Que empezaban con la Historia Sagrada y acababan con los días importantes a recordar durante el año... el día de la Victoria, el día del Caudillo, el del Dolor, el del estudiante caido ¡¡¡EL DEL ALZAMIENTO NACIONAL, EL 18 DE JULIO!!! el día del Maestro, el Domund, la Santa Infancia. Después estaban "el mes de las flores -mayo-", el de las Animas -noviembre-, los villancicos, -diciembre- la Semana Santa y los del campo teníamos el mes de la "acituna" en enero, las pàrvas en julio y el de la almendra y los higos en septiembre.
Así es que hubimos de esperar muchos años para disfrutar leyendo a Lorca y Machado y Hernández, emocionarnos con su poesía y su teatro y llorar de rabia e impotencia ante sus tragicos finales: fusilamiento, exilio, cárcel...... "El español bosteza. ¿Es hambre, sueño, hastío?. Doctor: ¿tendrá el estómago vacío?. El vacio es más bién en la cabeza." A. Machado

Isabel dijo...

Mis primeros recuerdos de Federico son de antes que los tuyos Pepe, y todo gracias a mi abuelo Joaquín. Sentado en la lumbre recuerdo que me contaba cosas de "ese poeta" con el que había tomado café varias veces en el mítico café Granada. Ese que ahora es un burger....nunca debieron permitir eso.

Y tambien recuerdo a mi abuelo contarme que ese "Federico" le propuso fundar una revista, pero él tenía sus negocios en el pueblo (la tienda daba mucho trabajo) y no podía dedicarse a esas cosas. Después he investigado y la revista es "Gallo", que se publicó en 1928 y de la que solo salieron dos ejemplares.

Son recuerdos ténues que cobran sentido con el paso del tiempo.

Mi abuelo Joaquin Ortega era, desde mi visión de niña, un tipo peculiar y extremadamente divertido, capaz de hablarte en poesía si se lo pedías, siempre pegado a sus libros, algunos de ellos manuscritos del S.XIX. Muy culto y capaz de resolverte cualquier duda concluyendo siempre con alguna rimilla de las suyas.

Creo que fué un hombre fuera de contexto y eso no le importó nunca. Fué feliz con su manera de entender la vida.


El deber me reclama. Feliz día a tod@s

Isabel dijo...

Fé de erratas:

Donde dice dos ejemplares, debe decir dos números de la revista. Yo tengo algun ejemplar de reediciones posteriores

Enrique dijo...

Pepe me encanta leer esas historias. La enciclopedia Alvarez, el testamento de Franco...

Granada, entre otras cosas, siempre será Lorca y La Alhambra.

Isa, yo no recuerdo a tu abuelo pero me hubiera encantado conocer a ese hombre "fuera de contexto". Somos tantos los que, casi siempre, estamos dentro de contexto...

Pavibarna dijo...

Tienes razón Isabel, tu abuelo Joaquín fué un hombre divertido y totalmente fuera de contexto en un pueblo en el que las clases populares eran casi analfabetas y "las clases altas" aún peor, porque éstas aparte de incultas estaban llenas del "regenteo" que les otorgaba "su casta". Todo era "inflarse de viento" que dice el Eclesiastés. Mucho "don fulanito y mucha doña menganita" y mucha cubertería de plata para comerse.... ¡unas talvinas!, pero los únicos libros que había en aquellas casas eran los misales, que sacaban a pasear cuando iban a la iglesia. ¡¡Patético, vamos!! Y mientras "las doñas" paseaban el misal "los dones" hacían lo propio con "El Ideal", "El Patria" o "La Hoja del Lunes". Una vueltecilla por la plaza y al Casino. Que cuantas veces había recogido yo periódicos con la faja puesta -esto és, sin abrir- y así sabía quién había "paseado" las noticias.
Así no es de extrañar que a quién de verdad leyera se le considerara "una rareza" -una violeta en un campo de zarzales-.
Recuerdo, entre muchas otras anécdotas de tu abuelo, cuando nos recitaba aquello de: No soy Miguel de Cervantes, ni tampoco soy Zorrilla. Que yo soy Joaquín Ortega Blanco.... como la morcilla.
Algunas veces coincidíamos de camino a los cortijos, él con su burra "Fabiola" y yo disfrutaba de su amena conversación salpicada de ingeniosas notas de humor y siempre interesante.
Y en nuestra escuela se impartía mucha religión y mucha formación "del espiritu nacional" pero escasa y pobre cultura. Empezando por los maestros y maestras de entonces, tan deficientemente preparados culturalmente, aunque muy "adiestrados" para cumplir a rajatabla los principios del nacionalcatolicismo imperante.