viernes, 21 de octubre de 2011

Violetas en noviembre

La violeta es una flor humilde. Una flor sencilla y abundante.
Pero también es una flor mística y mágica.
Cuenta una leyenda que los Dioses, después de haber creado el invierno, soplaron apartando las nieves. Las aguas de los arroyos corrieron, el sol salió de entre las nubes y la hierba comenzó a crecer. Tal era el espectáculo mostrado ante ellos que sus corazones rebosaron de alegría y sus ojos se humedecieron. Sus lágrimas cayeron sobre la tierra y se transformaron en violetas.

Por otro lado ya solo quedan diez días para que llegue noviembre.
Noviembre, el mes del otoño profundo, el de las pequeñas tardes y las noches largas,  el de los difuntos y los árboles fantasmas, el de la paleta de ocres y las tristezas profundas
Noviembre, el mes del nueve aunque sea el undécimo, el del escorpión y el sagitario, el de las nueces y castañas, y el de los trompos a los tejaos.

Las violetas y noviembre quedaron enlazados para siempre en un pequeño ramito. Un ramito construido por la sensibilidad de una joven cantautora madrileña.
¡Como es posible construir una historia tan bonita en tan pocas líneas! Una historia que avance desde la resignada tristeza hasta la infinita ternura.
¡Como es posible encontrar un desenlace sorprendente en un relato tan corto!
¡Como es posible soldar la historia a una melodía melancólica y festiva a la vez, de manera que se cuele en tu inconsciente para siempre, para formar parte de la banda sonora de tu vida!
¡Como es posible cuadrar un estribillo para que varias generaciones sean capaces de cantarlo sin confundir una palabra!

Era feliz en su matrimonio,
aunque su marido era el mismo demonio.
Tenía el hombre un poco de mal genio
y ella se quejaba de que nunca fue tierno.
Desde hace ya más de tres años
recibe cartas de un extraño,
cartas llenas de poesía
que le han devuelto la alegría.

¿Quien la escribía versos dime quien era?
¿Quien la mandaba flores por primavera?
¿Quien cada nueve de noviembre,
como siempre sin tarjeta,
le mandaba un ramito de violetas?

A veces sueña y se imagina
como será aquel que tanto la estima.
Sería un hombre más fiel de pelo cano,
sonrisa abierta y ternura en las manos.
No sabe quien sufre en silencio,
quien puede ser su amor secreto.
Y vive así de día en día
con la ilusión de ser querida.

¿Quien la escribía versos dime quien era?
¿Quien la mandaba flores por primavera?
¿Quien cada nueve de noviembre,
como siempre sin tarjeta,
le mandaba un ramito de violetas?

Y cada tarde al volver su esposo
cansado del trabajo la mira de reojo.
No dice nada porque lo sabe todo.
Sabe que es feliz, así de cualquier modo.
Porque él es quién le escribe versos.
Él, su amante, su amor secreto.
Y ella, que no sabe nada,
mira a su marido y luego calla.

¿Quien la escribía versos dime quien era?
¿Quien la mandaba flores por primavera?
¿Quien cada nueve de noviembre,
como siempre sin tarjeta,
le mandaba un ramito de violetas?

Yo nunca he regalado un ramito de violetas. Hasta hoy. Hoy os regalo dos ramitos de nostalgias. Unos regalos sencillos: dos ramitos de violetas, uno de Cecilia y el otro de Manzanita.

En 1975 Cecilia, una rebelde de familia bien, con su álbum “Ramito de violetas” rompió los tops de ventas de singles que se estilaban entonces.

En 1981 Mazanita, un gitano malagueño precursor del nuevo flamenco, adaptó el tema poniendo su alma gitana y flamenca en una magnífica versión.

Muchos otros intérpretes han versionado esta canción. Pero son Cecilia y Manzanita  los que guarda mi memoria. Una, de exclusiva educación, y otro, de educación en tablaos. Dos revolucionarios innovadores que nos dejaron, pero que siguen en la memoria enlazados por un celofán violeta entorno a un ramito de humildes florecillas.


Publicado por Enrique

2 comentarios:

Mary dijo...

¡Que bonito! ¡Que bonito!
Que nostálgico está el blog. A ver si alguien se anima y escribe algo un poquito mas actual please. Claro, eso no quiere decir que se siga por este camino.

Isabel dijo...

A mí me gusta la versión original de Cecilia, y la canto con laismo y todo, que a mí me parece que le da su puntillo. Es normal la chica era madrileña y allí "la mandaban flores". Lo de manzanita está bien pero me quedo con Cecilia. Saludos domingueros.