Hoy es 13 de Junio: San Antonio de Padua. El santo con mayor fama de milagrero. Así que podéis aprovechar, como cuando en las noches de verano veis una estrella fugaz, para pedir un deseo. Claro que para que se cumpla habrá que poner una vela al santo.
Escribo estas líneas para enviar mi felicitación a todos los Antonios que lean esta página. Pero fundamentalmente a los Antonios ilustres de esta Asociación tan cultural: Antonio Vargas, su hijo y Antonio Montoya.
Pedro Navajas en versión de la Orquesta Platería
Especialmente quiero dedicar el siguiente divertimento en forma de texto al convaleciente Antonio Motoya, para su entretenimiento.
Siempre me ha gustado esa canción salserita de Rubén Blades, que en uno de sus estribillos finales dice melosa:
“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Cuando lo manda el destino, no lo cambia ni el más bravo,
si naciste pa martillo, del cielo te caen los clavos.... “
Es verdad. La vida te da sorpresas. ¡Siempre! Del cielo nos caerán clavos. ¡Siempre!
Pero tú naciste pa martillo, no pa ser martilleao. Así que, olvídate de Tarantos y, ahora que tienes tiempo para pensar relajado, ve preparando los planos de tu nuevo experimento.
Ese molino de viento, que desafíe el rozamiento. Y utiliza bien los clavos que el cielo te ha regalado. Con esos clavos llovidos fija aspas en el tiempo y pronto estarán girando entre niños y maestros.
Tú naciste pa martillo, no pa ser martilleao. Así que, olvídate de Tarantos y, ahora que tienes tiempo para pensar relajado, ve preparando lecciones de viejos conocimientos.
Circulares movimientos, centrífugas de momentos. Utiliza bien los clavos que “El Pilo” te ha regalado. Con esos clavos helados fija rones en el tiempo y pronto estarán girando entre los vasos abiertos.
“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Barrio de guapos cuidao en la acera, cuidao camara´
que el que no corre vuela...”
Desde la acera del barrio de los guapos, 43 segundos de texto con la única intención de relajar los músculos faciales, sin estorbar el reposo, de D. Antonio Montoya.
Publicado por Enrique
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