lunes, 11 de abril de 2011

El Golpe


Pues no. No voy a escribir nada relacionado con la famosa película “El Golpe”. Tampoco voy a destapar secretos inconfesables sobre los admirados Paul Newman o Robert Redford. Simplemente voy a divagar sobre la palabra golpe y su significado.

En primer lugar he buscado en el diccionario de la Real Academia Española su significado. Se define golpe como “acción o efecto de golpear”. La Real Academia debe entender que somos personas cultas y da por hecho que ya conocemos el significado de la palabra golpear. Si buscáramos el significado de golpear encontraríamos la siguiente definición: “dar un golpe o golpes repetidos”. ¡Una definición de cojones! Entraríamos en un círculo vicioso sin despejar nuestras dudas. Cualquier definición web nos proporcionaría mas información.
En fin, como la Real Academia me considera una persona culta, capaz de entender sus definiciones, ya puedo utilizar la famosa coletilla  para cultos: “una de las riquezas del castellano es la cantidad de sinónimos existentes para nombrar una determinada acepción o para cambiar ligeramente su significado”. Siendo esta afirmación totalmente cierta, añadiré que el dialecto alpujarreño multiplica el número de estas palabras.
Divaguemos con ejemplos.
Si consideramos la dichosa “acción de golpear” como transitiva, es decir, de una persona hacia otra, podríamos utilizar:
  • La clásica bofetada o el descriptivo manotazo.
  • El guantazo, si es con guante.
  • Los términos reposteros galleta o torta.
  • Los infantiles azotes.
  • La mas suave colleja.
  • La mas alimenticia leche.
  • El fuerte y rígido leñazo.
Todas las anteriores son golpes a mano abierta. Seguro que existen mas palabras de este estilo, pero ya son suficientes como ejemplo.
Podríamos utilizar otras que nos aporten algo mas de información. Por ejemplo las que nos dicen a que parte del cuerpo va dirigido el golpe:
  • Cachete, coscorrón, sopapo, soplamocos… o una que me encanta: morrillazo.
Podríamos utilizar otras que nos dan información sobre la parte del cuerpo con la que se inflinge el golpe:
  • Las mas comunes cabezazo, codazo, rodillazo, patada, puntapié… De entre este tipo de palabras, me gustaría resaltar algunas que me parecen especialmente bonitas: testarazo, topetazo y calabozazo si el golpe es con la cabeza; o la elegante y rural coz si el golpe es dado con  el pié. No quiero olvidar el término ceporrazo, para que investiguéis con que parte del cuerpo se da.
  • Entre todas estas, tienen particular importancia las que nos informan de que el golpe ha sido propinado con la mano cerrada. Sin tener en cuenta las que derivan del boxeo, podríamos utilizar el clásico puñetazo, el mandoble (este sería el puñetazo asestado por el capitán Alatriste), el mamporro (este sería el asestado por el bonachón de Sancho Panza), el mojicón (este podría ser el asestado por cualquier alpujarreño), el meque y el cate (que me traen recuerdos agradables de mi época escolar) o el moquetazo (que sería el asestado por un personaje casi literario, mi vecino Elías).
Otros términos nos estarían aportando información sobre el útil empleado para asestar el golpe:
  • La variedad, en este caso, es amplísima. Desde el mas común porrazo hasta el trancazo o el estacazo.
  • Quisiera recordar algunas de estas palabras que hoy suenan bastante poco, como verdugazo y zurriagazo (ambas sinónimas de latigazo).
  • También me gustaría destacar el término peñonazo, cuyo significado vendría a ser: “pedrada utilizando un peñón”. ¡El señor nos pille confesados! Esperemos que el peñón no sea similar al del Agua Agría”.
Casi todos los términos que he ido enumerando tienen, además, su forma aumentativa. Y en La Alpujarra, muchos de ellos tienen su forma típica, formada con el sufijo –á (manotá, bofetá, cachetá…), que les da mayor fuerza y consistencia.
Otra formula muy alpujarreña es utilizar, tras cualquier palabra de éstas, la coletilla “bien dá o bien dao”. De esta forma aumentamos el efecto del golpe. Así, “una torta bien dá” hace mas daño que una simple torta.

Para continuar divagando consideraré, ahora, la acción de golpear de manera intransitiva. Es decir, el golpe se lo da uno mismo. Existen para este caso multitud de palabras a utilizar:
·        Las clásicas costalada o costalazo.
·        Las afrutadas piñazo o castañazo.
·        Las mas originales barrigazo, guarrazo, trastazo, batacazo, trompazo o barquinazo.
·        La mas alpujarreña trapajazo.
·        La que mas me gusta de todas: el jarmazo.
·        Luego está la típica guasa de la zona. De esta manera si el golpe se la da Manolo podremos decir que se ha dado un manolazo.
No me gustaría olvidar las palabras colectivas. Aquellas que se refieren a varios o a una sucesión de golpes. Así podríamos hablar de paliza, zurra, somanta, tunda, vapuleo, soba o hapuana.
Tampoco querría olvidarme de las locuciones verbales que vendrían a ser sinónimas de paliza:
“Te voy a dar un meneo” o “Te voy a calentar”.
Tampoco quiero olvidar los numerales típicamente alpujarreños que son muy utilizados en este ámbito. Eso sí, son numerales indeterminados porque:
¿Cuántos golpes son una mano tortas? O ¿cuantos son una manta, un brazao, una parvá o una hartá?
Llegando al final de mi divagación hablaré de algunas palabras olvidadas deliberadamente en el texto escrito hasta ahora:
  • Por muy utilizadas olvidé: la bendita ostia y el sumun de lo sacro, el ostión.
  • Por ser un término precioso y característico de La Alpujarra olvidé: El “mandao”. “Arrímale un buen mandao”. ¡Qué metáfora tan chispeante! Entre los mandaos disponibles, eliges uno que sea lo suficientemente bueno. Te acercas y amablemente se lo ofreces y ya… ya el mismo se lo endiña, vamos.
Cuidado con el uso de esta palabra, ya que es polisémica. No es lo mismo dar un buen mandao, que hacer un buen mandao, que tener un buen mandao.
  • La última palabra que olvidé comentar y que he dejado para el final por estar grabada en mi inconsciente desde pequeño es: "tabalá".
Recuerdo estar jugando al fútbol en la plaza de la Iglesia. Una algarabía de carreras y gritos. Como por encantamiento apareció, en la puerta de Tobalico, la madre de Lorenzo. Una mujer mayor, vestida de negro y encanecida. Con una voz grave y potente, con semblante de amenaza y haciendo pausas entre cada sílaba, dijo:
“Tira ahora mismo pa bajo que te voy a dah una tabalá que vas a arder como la tea.”
Esto, así escrito, no parece demasiado abrumador. Sin embargo, tengo que decir que el silencio se apoderó de la plaza, y que, por su puesto, Lorenzo tiró pa bajo que se las pelaba. Desde entonces la palabra “tabalá” da vueltas en micabeza.

Estoy completamente seguro de que cualquiera de vosotros puede aumentar esta lista de golpes. Se admiten aportaciones desde los comentarios.

Publicado por Enrique

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