A Pepe Luis, el amigo de siempre.
Recuerdo aquel viejo casette de éxitos de Los Angeles
y el montón de veces que escuchamos Mónica.
Granada,1963. Tres chavales van al cine un domingo. Cuando salen del cine han decidido formar un grupo, la suerte está echada. A Julián (cantante), Javier (bajo) y Agustín (guitarra) se van a unir otros adolescentes: Alfonso -Poncho- (batería), Miguel (piano) y Carlos (guitarra). Debutan en el verano de 1963 bajo el nombre anglófilo de The Blue Angels. Actúan con cierta asiduidad en el Club de Tenis de Granada, en los Jardines Neptuno y en una sala de baile llamada Casablanca, donde se forma su primer club de fans.
El diario Ideal de Granada (26-XI-1963) anuncia una de sus actuaciones definiéndolos como: “Un magnífico conjunto de ritmo moderno, trepidante como él solo, que hará las delicias de las parejas, pues su repertorio está basado principalmente en los twist, bossa-nova, madison, etc. Esta orquesta, dotada de instrumentos electrónicos, causará sensación entre el público”.
Pronto se harán con un nombre en Granada, aunque también pronto pierdn a su cantante, Julián, que se marcha. El puesto de cantante pasará a Poncho, que se convertirá en el batería-cantante del grupo. También será su líder. Son fichados por Philips en 1964, que españoliza su nombre, quedando como Los Ángeles Azules. Ese mismo año graban dos EP, que apenas tienen repercusión.
Durante el verano de 1965 el conjunto hiberna a la fuerza. Poncho, Miguel y Javier son vestidos de caqui. En 1966 vuelven a agruparse, pero ya Miguel y Javier han decidió dejar la música. Es en ese momento cuando entra el bajista Paco Quero, quedando configurado el cuarteto.
Fuera de su zona no los conoce nadie, pero en la Costa del Sol las salas se los rifan en verano. Al finalizar el verano viajan a Madrid con un contrato para el club Ales, donde Rafael Trabuchelli les descubrirá, fichándolos para Hispavox. Así Poncho, Paco, Agustín y Carlos pierden el adjetivo de azules y se quedan con el nombre de Los Ángeles.
A principios de 1967 graban un primer single con versiones. Pero será con "98.6", versión del tema del cantante Keith, con el que entren en el top 10 nacional y el nombre de Los Ángeles empieza a escucharse por doquier.
Siguieron grabando versiones y en 1968 vuelven a dar en la diana con “Dime, dime”, versión de “Bend me shape me”. Simultáneamente comienzan a colocar en las caras B algunos temas propios compuestos por su líder, Poncho González. Su sonido en esos momentos se basa en un esplendido juego vocal, un buen directo, cierto aire beat en las instrumentaciones y unas melodías que entran de lleno en el pop más comercial que se hacía en esos momentos por el mundo, sin desmerecer en absoluto de los grandes grupos y solistas británicos de la especialidad. Una música sin estridencias, con buen gusto, excelente afinación vocal y ritmos sostenidos. Cuando uno escucha con detenimiento sus canciones descubre que, al margen de gustos, nada sobra ni falta en ellas.
Van a lograr con “Mañana, Mañana”, tal vez el mayor bombazo de toda su carrera, acercarse al nº1 absoluto de ventas. También publicaron “Créeme”. Pero ese mismo año de nuevo la mili va a trastocar todos los planes. Paco y Agustín deben defender a la patria de recónditos enemigos.
A su regreso y antes de que termine la década tienen el dudoso honor de ser elegidos para tocar en la puesta de largo de la nieta de Franco. Se ganan con todo merecimiento el apodo de Los Beatles Españoles con el que los locutores de la época presentan sus canciones en las emisoras de radio de todo el país.
En 1969 van a manufacturar dos de sus mejores sencillos “Mónica” y “Momentos”. También publican el tema “Lo mucho que te quiero”. En esos momentos, Los Ángeles era uno de los conjuntos más populares de nuestro país y casi todo el material que grababan salía de las manos y la cabeza de su líder, Poncho González.
En 1971 otro éxito con “Abre tu ventana”.
En 1972 uno de sus fundadores, Agustín Rodríguez deja el grupo para ser inmediatamente sustituido por José Luis Avellaneda. El cambio de guitarra rítmica y los vientos musicales de aquellos años 70 hacen que los temas de Los Ángeles se tornen más acústicos con planteamientos cercanos al folk rock. Siguen grabando con regularidad, pero sus discos ya no se venden tan bien como antes. En 1975 el sencillo “Raquel” va a devolverlos fugazmente a las listas de ventas.
El 26 de septiembre de 1976 cuando el verano echaba el cierre, un Seat 124 se estrella en Motilla del Palancar. El día anterior habían actuado en Tarragona, habían parado en Valencia para dormir un rato y ahora se iban camino de Madrid. Poncho González y José Luis Avellaneda fallecen en el accidente, Carlos Alvárez sufre graves lesiones que le mantendrán largo tiempo hospitalizado. Paco Quero se salva gracias a que era ese día el encargado de trasladar el equipo a Granada en el furgón del grupo tras finalizar los compromisos veraniegos. Aquello supuso una auténtica conmoción para todos los conjuntos españoles que finalizaban otra ajetreada temporada.
Nada va a cambiar el mundo fue el último single que Los Ángeles publicaron, unos meses antes de su trágica desaparición. No fue su mejor single, pero se convirtió en un himno en su recuerdo.
Seguramente otros grupos, como Mocedades, han tenido mejores voces. Otros grupos como Los H.H. han sido pioneros en la utilización de elaborados juegos vocales. Sin embargo, nadie como Los Ángeles ha sabido en España aplicar al pop las armonías vocales. Es un juego de palabras facilón, pero realmente cantaban como los propios ángeles.
Fuente Lafonoteca.netPublicado por Enrique
1 comentario:
Muchas gracias amigo Enrique…
Viendo las fechas (en el 68 tenía 4 añillos) uno se queda absorto y se cuestiona la razón de por qué “Los Ángeles”, por qué precisamente ellos y no otros (que haberlos hubo, por supuesto) amenizaron gran parte de mi adolescencia y mi juventud.
La proyección de mi hermano y de mi hermana es innegable, a través de ellos los descubrí y fui partícipe de su devoción por el grupo. Pero hubo otras bandas y otros cantantes que sonaron en mi casa por aquellos años y nunca llegaron a despertar en mí el interés que ellos avivaron. Tampoco escuché, y si lo hice fue en contadas ocasiones, a otros grupos que después convertiría en referentes musicales durante largo tiempo.
De “Los Ángeles” me sedujeron sus voces, sus melodías, los magníficos arreglos de Waldo de Los Ríos en muchas de sus canciones (que todo hay que decirlo).
Nunca los escuché en directo. De haberlo hecho en su última etapa, por aproximación, tampoco hubiera tenido la capacidad crítica que un muchacho de esa edad puede tener. Pero en la mayoría de sus grabaciones se palpa un sonido especial, limpio, compacto, de terciopelo… Muchos grupos coetáneos, que gozaron de más popularidad, no siempre lo lograron.
Se amontonan ahora en el cajón de los olvidos, desordenados y sin remedio, aquellos ávidos compases y arriesgados versos primerizos que les dedicamos en una de nuestras últimas canciones… ¿Te acuerdas Enrique?
Un abrazo,
Pepe Luis.
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